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Mis hijos eligen qué ropa ponerse desde los dos años. Muchos pensaréis que qué barbaridad, dejar salir a la calle o ir a la escuela con ropa que el niño no sabe ni si va conjuntado, si hace frío o calor, etc. ¡Os sorprendería ver los estilos y sentidos del gusto de los niños si se les permitiera elegir cómo vestirse!

Para empezar lo de ir conjuntado es muy relativo. Cada uno pensará que el otro no va conjuntado, o que los colores no pegan o que no se puede ir disfrazado de spiderman a la escuela (mi hija lo hizo hace dos años), pero no creo que tú te vistas como tu vecina o hermana y podrías pensar que no se visten bien los otros. Así que en cuestión de gustos por la ropa no tenemos excusa para permitir a los niños ir a su estilo.

Muchas otras familias me dicen que los niños no saben distinguir si afuera hace frío o calor y podrían no salir a la calle adecuadamente, pero siempre podemos “ayudar” dejando solo en su armario la ropa adecuada, por ejemplo, los abrigos en verano no deberían estar a su alcance y si lo están, tal vez sería interesante observar cuánto tiempo llevaría abrigo un niño en pleno verano en la calle.

Os voy a mostrar las elecciones que permito en mis hijos, que les vuelven increíblemente coherentes con el tiempo, eleva su autoestima, su confianza y promueve la seguridad en ellos mismos en un futuro nada lejano, además serán capaces de mostrar sus elecciones a los demás, defendiéndolas.

Elegir qué y cuánto comer 

No lo veáis como arma de doble filo. Se trata de educar a los niños en ello. Por ejemplo, si en casa solo hay comida (con comida me refiero a que no haya procesados, dulces y otros “alimentos” que prefiera) pues elegirá comida. “¡Pero es que yo quiero que coma fruta!” Bien, pues déjale elegir entre 5 frutas para almorzar.

Ya estás permitiendo una elección propia y tu consigues que coma fruta. Con la cantidad lo mismo. Yo creo que es sagrado no forzar jamás de los jamases a un niño a comer. Ellos y solo ellos saben cuando están saciados y lo que necesitan para estar en un peso saludable.

En este artículo sobre “Baby Led Weaning o alimentación autoregulada por el bebé” te lo explico un poco.

Elegir cuando dormir

Evidentemente teniendo en cuenta las señales de sueño cuando son bebés, permitiendo sus siestas y no intentando mantenerlos despiertos “para que duerman más de noche”, que por cierto es un mito.

Y para los niños más mayores no dejando que deambulen por casa hasta caer rendidos. En definitiva tener respeto por su descanso en cada etapa.

Aquí te dejo un artículo sobre «El sueño saludable del bebé«

Elegir con quién dormir

Los niños se van de la cama de los padres a cierta edad. Todos y cada uno de los padres que han permitido a sus hijos dormir con ellos hasta que los niños han querido, lo saben. Aún no se ha demostrado (ni se demostrará) que qué las personas duerman con otras personas sea perjudicial en algún aspecto durante toda nuestra vida a cualquier edad. Dormir es dormir, compartir la cama solo nos hace sentir más seguros y confiados.

Elegir a quien dar afecto

Obligar a un niño a dar afecto es el primer paso para que crea que a los adultos se les debe dar afecto si lo piden si o si, no quieras saber a dónde puede llevar eso. El niño debe poder elegir a quién le da un beso o un abrazo o una caricia, de esta forma será sincera, real, no forzada. No deseo crear niños que finjan sus sentimientos.

Elegir cuando aprender 

Entre otras cosas a leer o a escribir. Puedo asegurarte que lo va a desear algún día. Unos a los 5 años y otros a los 9 años. Pero todo niño desea aprender. Si forzamos e intentamos que aprendan a los 3 años sin ver interés ni intención en el niño estamos perdiendo un tiempo muy valioso para él.

Cuando lo necesite, lo querrá aprender y a la velocidad que lo hace ¡te asustará!

Elegir como será su habitación 

Qué mejor manera de sentirse bien en un sitio que creándolo tú mismo. Si permitimos que el niño cree su espacio, su intimidad, elija la decoración, los colores…querrá estar ahí, se sentirá a gusto.

Es el primer paso para invitar a los niños a irse a su cama si siguen durmiendo en la de los padres. ¿Por qué no permitir que pinten o dibujen en las paredes de su habitación?

Elegir equivocarse 

Qué manía tenemos los adultos en no dejar que los niños se equivoquen. Les vemos ahí, concentrados intentando meter una pieza en un encaje y ahí estamos nosotros, observando cuánto tarda. Y si tarda “demasiado” le ayudamos y le hacemos el trabajo, la mayoría de veces sin que nos hayan pedido ayuda.

¿Cómo va a aprender nadie nada si no se equivoca?

Elegir su propia ropa o imagen 

Claro que voy a condicionar a mi hija de 7 años si quiere ponerse un zapato de cada, porque puede ir incómoda todo el día. Y le explicaré el porqué yo no se lo recomiendo. Pero puede ir con un calcetín de cada, o con un jersey verde con pantalones rojos. Eso es cosa suya.

En 7 años no había ido nunca a la peluquería, le iba cortando yo las puntitas muy de vez en cuando. Un buen día me dijo que quería cortarse el pelo hasta el hombro y teñirse las puntas de naranja. ¡Todo un cambio! Le expliqué qué suponía teñirse y accedí a su petición.

Mucha gente cuando la ve vestida a su modo le dice cosas, pero a ella le da igual (una de las ventajas de dejar que elija desde pequeña). Y ahí va, encontrando su propio estilo e imagen.

Mi hijo con 2 años me pide a veces ponerse tres jerséis de manda larga a la vez, uno encima del otro. Le encanta la ropa. Yo le explico que eso le dará calor y estará incómodo, pero allá él. ¡Poco dura con los tres jerséis puestos! Él mismo ya me pide quitárselos en un rato. Pero lo ha aprendido él solito eso. Y para mí, este aprendizaje de ensayo-error no tiene ningún precio.

En definitiva, cometer errores, aprender de las consecuencias de elegir un camino u otro, una fruta u otra, enseña a aprender, para la próxima elección que se tome sea más consciente, más pensada, procurando en un futuro no cometer dicho error.

Los niños a los que no se les permite elegir, pueden tener problemas de adultos para conocer las consecuencias de sus actos y no aprenden, toman decisiones equivocadas que vuelven repetir nuevamente.

La toma de decisiones, tan simple como elegir una fruta entre 5, enseña al niño que tiene elección, que tiene opciones. Queremos conseguir que el niño se convierta en un adulto capaz de decir que NO a una propuesta, sea de trabajo como de pareja, si enseñamos a tomar decisiones desde muy pequeños estamos alimentando la idea de que ellos son los dueños de sus vidas y precisamente ¿qué hace “hombre” al “hombre”? Pues sus elecciones.

Mo Queralt

 

 

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