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Siempre me he hecho esa pregunta, sobretodo después de tener a mi hija y observarla. No entendía porque era tan diferente nuestra reacción (a ojos de un adulto) un sentimiento u otro.

Al fin y al cabo, son exteriorizaciones de una emoción como cualquier otra, ¿no? Pues parece ser que no.

Yo creo que hay un extraño complot mundial por erradicar el sentimiento de enfado, la ira, la tristeza, el lloro (a no ser que sea de alegría, entonces sí se puede), y cualquier otro sentimiento, llamémoslo, “negativo”.

Lo que la gente no sabe es que, si se permite expresar, si se deja fluir, ese sentimiento tiene un curioso proceso de adaptación y acaba MUTANDO y desaparece solo.

Los adultos deberíamos ayudar al niñ@, no a negar sus sentimientos ni a evitar que los tengan, sino ayudarles a dirigir su enfado positivamente, por ejemplo podemos pedirle que se enfade sobre un cojín en lugar de hacia una persona, pero nunca reñir al niñ@ por sentirse frustrado cuando no consigue lo que quiere.

El sentimiento de enfado y enojo es tan necesario y vital como el de alegría y el contento, y es mucho peor reprimir un sentimiento “negativo” que “positivo”, porque los sentimientos “negativos” acaban saliendo un día u otro y entonces tiene repercusiones con el paso del tiempo si se reprimen, incluso hay estudios que demuestran que pueden llegar a producir enfermedades! .

Cada uno se enfada por diferentes cosas, y lo que para tu hij@ es frustrante (como que se le caiga su juguete al suelo) para ti lo puede ser otra cosa (que pierda tu equipo de fútbol) que para él no tenga la mínima importancia.

¿Por qué nos cuesta tanto a los padres dejar que sean ellos mismos?

¿Por qué nos cuesta tanto darle importancia a un sentimiento venga de quién venga?

¿Por qué nos es más fácil entender a un adulto enfadado que a un niñ@ enfadado?

Es un sentimiento como otro, igual de importante, vital, bueno y necesario, y debe dejarse exteriorizar.

¿Os habéis parado a observar a un niño enfadado? Todo su ser exterioriza esa energía, no solo se enfada la cara, TODO el niño es puro sentimiento, y es hermoso.

Por supuesto si queremos aceptar los sentimientos de nuestr@s hij@s, NO debemos escondernos nosotros cuando nos enfadamos, lloramos o estamos tristes. Viéndonos exteriorizar nuestros sentimientos delante de l@s niñ@s es la mejor manera de que vivan sus sentimientos como algo natural y normal desde pequeños.

Mónica Queralt Pernía.

 

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