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Muchas mamás y papás están preocupados por si malcrían a sus criaturas y se preguntan si deberían restringir lo que les dan para educarles.

Pero se confunde malcriar con darles lo que piden porque entendemos como malcriar el consentirles TODO, ¿no?

Pero de ese TODO deberíamos quitarle lo que suponen las necesidades básicas, que no se deben negar en ningún momento ni a criaturas ni a personas adultas y no deben utilizarse para amenazar o coaccionar ni como premio-castigo.

Realmente el premio-castigo no sirve más que para provocar temor hacia lo que se hace, pero nunca enseñará valores ni a «comportarse bien».

Podéis imaginaros cuales son las necesidades básicas:

SUEÑO

No podemos restringir las horas de sueño ni añadirle más, diciendo cosas del tipo “si no te portas bien, te vas a dormir ya”. Utilizar el sueño como castigo empeora las cosas y no ayuda a entender el porqué de la situación pudiendo ver el maravilloso acto de irse a dormir como algo negativo.

HIGIENE

Amenazar nunca es aconsejable, pero hacerlo diciéndole que no le cambiamos el pañal por portarse mal o la ropa si se hace pipí cuando está aprendiendo a dejar los pañales, es irrespetuoso y contraproducente, ya que puede provocar problemas de retención o esconderse viendo el acto como algo negativo o pecaminoso.

HAMBRE

Dejar sin postre o sin merienda por no portarse bien no es la mejor forma de que se comporte correctamente. Es injusto, cruel y nada educativo.

CONTACTO

Decirle a una criatura que no se le aúpa, no se le abraza, se le niega un beso o apartarlo de nosotros castigándole cuando no hace lo que queremos es la mejor forma de herir el corazón de una criatura; el amor de una madre o un padre es incondicional y utilizar la necesidad de contacto para educar, no es educar en absoluto.

¿Os podéis imaginar ya de viejecitos al cuidado de vuestros/as hijos/as? Lo que han aprendido seguramente harán.

CARIÑO VERBAL

Utilizar palabras de amor y de cariño diciéndole que ya no le quieres si no se comporta como tú deseas no es respetuoso con los sentimientos y emociones de tu criatura y sería inadmisible hacérselo a una persona adulta.

Decirle que ya no le quieres si no te da un beso es la mejor forma de coacción para que aprenda que debe besar a desconocidos aunque no quiera, enseña a fingir sus sentimientos y emociones hacia los/las demás.

Podemos llegar a pensar que malcriamos si cuando vamos a una tienda de juguetes se encariña con algo y le decimos que no podemos comprárselo, pero nuestras/os hijas/os insisten y acabamos dándole lo que desean porque no nos gusta que tengan una rabieta en medio del supermercado o de la juguetería.

Si repetimos este patrón, sobre todo con la adquisición de cosas materiales, sabrá que con un comportamiento no deseado (rabieta, berrinche, pataleta…) consigue lo que desea. Aun así el concepto de malcriar estaría por ver…

Pero como dice Carlos González “malcriar es criar mal y no se puede malcriar por dar muchos besos o abrazos, eso sería biencriar”

Como puedes ver, si eliminamos de la lista de consentimientos hacia las criaturas las necesidades básicas, nos quedan pocas cosas por las que malcriamos. No te sientas mal por cogerle en brazos si llora porque ha roto un jarrón o por darle natillas de postre cuando se ha escapado corriendo cruzando la carretera sin mirar o cuando le dices que le quieres igual aunque haya derramado la leche.

Podemos enseñar a las criaturas de forma respetuosa lo que se considera que está bien o mal y no hace falta utilizar la restricción de las necesidades básicas para educar.

¿A qué ahora ya no te parece que le malcríes tanto? 🙂

Mónica Queralt

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