google-site-verification: google124617bd05135f1f.html
CUANDO EL «NO PEGUES, NO MUERDAS» NO FUNCIONA

CUANDO EL «NO PEGUES, NO MUERDAS» NO FUNCIONA

Muchas familias se encuentran, en un momento de la infancia de sus hijos, a partir del año aproximadamente, con que aparecen una serie de comportamientos y conductas que cuestan gestionar. En esta web has leído sobre algunas de ellas, hoy hablaremos sobre el niño que pega y/o muerde.

Empezaré explicando que cualquier conducta de un niño tiene un significado, pasa por algo, ese niño que pega y/o muerde tiene la necesidad de expresar alguna emoción que no sabe controlar ni exteriorizar de otra forma ya que los niños desde que nacen, están aprendiendo a gestionar las emociones que van conociendo, algunas las viven por primera vez de muy pequeños y hasta que no las experimentan varias veces no pueden utilizarlas correctamente. 

Cuando observamos esas conductas en los nuestros hijos lo primero que nos viene a la cabeza hacer, casi instintivamente es decir NO. Decirlo no es malo, de hecho necesario muchas veces, el problema no es decir NO, si no que:

  • Lo decimos demasiadas veces. Es lo primero que nos sale de la boca en cuando el niño hace algo que no nos gusta o no queremos que haga
  • Lo decimos sin sentido. Muchas veces solo para llevarle la contraria al niño y marcar nuestra autoridad o sin darle explicaciones del porqué con frases del tipo «¡no, es no!»
  • Enseña que no hay opciones. Que el adulto tiene la última palabra y la razón.
  • Transmite emociones negativas. Depende del tono que utilicemos, el niño puede vernos enfadados; podemos decir que NO con calma y firmeza sin parecer que el acto del niño nos a ofendido o enfadado.
  • Hace sentir culpabilidad. Al vernos enfadados al decir NO hace creer al niño que ha hecho algo malo y que nuestro estado de ánimo es culpa suya.

El NO es un simple recurso más dentro del lenguaje que nos sirve para comunicar un desacuerdo, pero lo utilizamos con los niños sin ninguna medida, sin questionarnos qué enseña, qué transmite o qué hace sentir.

En cambio hay una alternativa increible que educa y funciona mucho mejor que el NO, ¡que es el SI!

El SI (hablar en positivo) muestra lo que se espera del niño, el NO (hablar en negativo) muestra lo que el niño no hace bien a nuestros ojos.

Vamos a poner varios ejemplos de la vida diaria que seguro conoces y que te pueden servir para hacer la transición al lenguaje en positivo:

  • No pegues/muerdas a mamá/papá/perro/hermano
  • Me haces daño, no me gusta lo que me haces…
  • No juegues con eso (cuchillo, chincheta…cualquier objeto que suponga un peligro o que sea delicado o importante para nosotros)

Ahora vamos a cambiar estas típicas frases por un lenguaje en positivo para potenciar una mejor relación con nuestros hijos:

  • Trata bien/con cariño/con respeto a mama/papa/perro/hermano
  • Me gusta cuando me acaricias o me besas….¿Te gusta a ti cuando mamá te besa?
  • Juega mejor con esto (damos alternativa al objeto peligroso o delicado)

¿Qué se consigue con el NO?

Que el niño crea que está mal lo que hace, que no acierte en las demandas de los padres, que continuamente están pidiendo cambios en las conductas de los niños (no toques eso, no corras, ojo no te caigas, no llores…). Decir NO puede ser muy útil para dar aviso al niño de un peligro o para un momento puntual y con una posterior explicación del porqué NO (porque puedes hacerte daño…)

¿Qué se consigue con el SI?

Con el habla en positivo se consigue más eficacia, aprendizaje de uno mismo y de lo correcto e incorrecto de una forma saludable. Se consigue mayor atención del niño en lo que se le pide y más motivación para actuar. Puedes poner en práctica estas recomendaciones para probar qué efecto tiene en el niño y comprobar en poco tiempo como las conductas no deseadas, van desapareciendo.

 

¿Me cuentas tu experiencia?

 

 

Mo Queralt

Pin It on Pinterest

Esta web utiliza cookies, no son de chocolate pero son necesarias, ¿las aceptas?    Ver Política de cookies
Privacidad