A SU RITMO, NO AL TUYO

La sociedad nos hace correr. Tenemos prisa por ver crecer y madurar a nuestros hijos hasta tal punto que vemos preocupantes actos, comportamientos o formas de hacer de los niños que son completamente normales. La maduración física y psicológica necesita sus tiempos y no podemos pedirle a los niños ir a nuestro ritmo, ni para dormir, ni para comer, ni para hablar, ni para caminar, ni nada.