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Tal vez no te lo hayan dicho así exactamente, pero seguro que has oído frases del tipo:

“Tienes que dejar el pecho o no te podrás medicar”

“Si le das teta los pechos se te quedarán caídos”

“O le quitas el pecho o nunca dejará de mamar”

“Si le dejas mamar lo que quiera, nunca va a querer comer otra cosa”

Las personas desinformadas sobre el tema en lactancia materna (el pediatra, la vecina, la amiga, la suegra…) llegan a hacerte dudar sobre cuánto, cómo y cuándo dar el pecho y esa simple opinión puede marcar la diferencia entre dar o no dar el pecho, con la excusa de que es mejor para ti, por que no hace falta estar esclavizada, no hace falta sufrir, por que pudiendo dar el biberón ¿Por qué vas a dar el pecho?

Pues por la sencilla razón de que es mejor en todos los sentidos! No solo nutricionalmente si no también psicológicamente y numerosos estudios lo demuestran.

Dar el pecho se ha convertido en una lucha, un privilegio, un lujo de quién pueda permitírselo, ya que la conciliación laboral, las dudas que nos provocan cuando vamos al médico, las opiniones exteriores de terceros y las demás tareas nos exigen reducir el tiempo de teta con la excusa de que no es TAN NECESARIA.

¿En qué momento de nuestra evolución como mamíferas nos alejamos tanto de nuestros hijos? 

Ya no podemos escuchar esa llamada del instinto materno que nos dice “da el pecho”, esa voz interior que nos acalla continuamente la sociedad haciéndonos creer que dar el pecho es lo mismo que dar el biberón.

Y de esa forma nuestro instinto materno muere, se esconde muy adentro y dejamos que los demás (menos expertos en dar el pecho que tu!) manipulen nuestra lactancia.

¿Crees realmente que hubieras actuado igual si en el momento de tener a su hijo sobre tu pecho no te hubieran dado absolutamente ningún consejo?

Muchas mamás han salvado sus lactancias gracias a terceras personas, es verdad. Pero es normal teniendo en cuenta que ya no vemos dar de mamar a nuestras tías, madres, abuelas, amigas ni vecinas.

Ahora necesitan ayuda muchas mamás.

Pero, ¿Cómo saben dar de mamar el resto de animales mamíferos? Pues observando a las demás mamás y siguiendo su instinto materno.

¡Recuperémoslo! Volvamos a sentirnos capaces de parir, dar el pecho y gestionar la crianza de nuestros hijos, como se ha hecho durante toda nuestra existencia.

¿O creéis qué es gracias a los demás que hemos sobrevivido hasta ahora? No, es gracias a las mamás, que durante miles de años han sabido pasarse unas a otras el milagro de alimentar a sus hijos con sus propios fluidos.

Que no te sugieran la teta o la vida, que no te hagan elegir una cosa o la otra, porque no son dos conceptos que vayan por separado, porque precisamente, la TETA es VIDA.

Mónica Queralt

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