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…senos, busto, pechugas, peras, chichi, bubis, melones, tuperwares, bricks, …muchos nombres, algunos más graciosos que otros 😛 para algo tan sencillo y natural, que junto a «mama» es una de las palabras más bonitas que pueden salir de la boca de un niño.

¡Lo habéis adivinado! Vamos a hablar de TETAS…

Un pequeño homenaje al órgano del cuerpo con más funciones que existe; algunos dicen que es el cerebro, otros que el corazón, o incluso el estómago…..pero el pecho es el único de todos que ofrece unos servicios exclusivos a quién lo disfruta.

¿Algún otro órgano puede consolar el llanto, frenar la inseguridad, saciar el hambre, o servir de somnífero?

Tiene muchos nombres, si, tantos como utilidades y como el blog que lleva el mismo nombre, tenemostetas y sirven para muchas cosas. No solo provocan la excitación de mayores sino también la total satisfacción de los bebés (y no tan bebés…).

La madre que da el pecho no puede explicar la sensación que produce alimentar con tus propios fluidos a otro ser vivo, pero puede observarse…solo hace falta mirar la cara de una mamá que nutre a su cría, no se puede explicar, se tiene que ver, que sentir.

Dar el pecho a perdido su gran valor al ser sustituido en gran medida por el biberón.

Antiguamente el biberón se ofrecía a los bebes que no tenían forma alguna de sobrevivir (madre desaparecida, problemas reales físicos de la madre y si no se encontraba una nodriza), pero ha llegado a tener la importancia hasta tal (triste) punto que una madre puede ELEGIR si quiere o no dar el pecho.

Se habla de que la madre debe tener la libertad de elegir sobre como alimentar a sus hijos, pero ¿nadie le pregunta a los bebés?.

¿Por qué ver a una mamá amamantando en la calle no se juzga del mismo modo y con el mismo respeto que a la mamá que lo alimenta con biberón?

Dar el pecho será y seguirá siendo una práctica indispensable por muchas modificaciones que se le hagan a las leches en polvo o de fórmula, una práctica que cubrirá unas necesidades afectivas que no cubre el biberón y una práctica que un hombre (por suerte o por desgracia) no podrá realizar jamás. ¡VIVA LA TETA!

Mónica Queralt

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